El órgano más grande del cuerpo es la piel. Quizá te ha salido esta pregunta en un crucigrama o en un juego de mesa. Pues es cierto, la piel es el órgano más extenso de nuestro cuerpo, incluso más que el intestino delgado. Esta capa protectora se empieza a formar muy temprano desde que somos solo un embrión y se va diferenciando para cumplir posteriormente con funciones de regulación de temperatura, almacenamiento de agua y grasa; protegernos del entorno, bacterias, virus, y para permitirnos sentir, es decir, se convierte en un órgano sensorial.
Existen muchas variaciones genéticas que determinarán el tipo de piel que tendremos, tales como su pigmentación, su grosor, su nivel de hidratación, la sensibilidad y reactividad. Cuidar la piel de factores medioambientales, tener una dieta balanceada y sana y compensar las deficiencias que por genética podemos tener, es clave para proteger este manto que nos recubre y que se ve afectado por cada una de las decisiones que tomamos a diario tales como el estrés laboral, la actividad física, la exposición a contaminantes, entre otros, sin contar con la variable que no podemos controlar: el paso del tiempo.
R&D sabe que no todos tenemos una rutina igual y nosotros mismos cambiamos de rutina ocasionalmente. Por eso desarrollamos productos pensados para cada una de las necesidades de nuestra piel en ciertos momentos de nuestra vida, con el propósito de llevar a la piel al mejor punto posible en cada uno de estos momentos.